Gastronomía

La versatilidad del sándwich, un plato que une culturas

Cuando mis padres llegaron a Chile desde la India, algo que les llamó la atención fue su gastronomía. Sí, acá usaban otras especias y preparaciones, pero además de eso, no dejaban de preguntarse por qué los chilenos comían tanto pan. A la hora de cenar, en lugar de una comida, el alimento predilecto era un sándwich y al desayuno, lo mismo, incluso a veces al almuerzo. Para mis padres, el pan se llamaba pav.

Habiendo nacido en este país y compartido con otras familias, puedo ver que el pan es un símbolo del hogar, que se pasa de generación en generación. Es compartir cariño a través de la comida, una fuente de energía para el forastero y de alivio para el que tiene hambre. Es una representación de la cultura, un patrimonio de la gastronomía chilena, que tiene una versatilidad increíble.

Desde sus primeros años, vemos a los niños y niñas con un trozo de pan en la boca cuando le empiezan a crecer los dientes. Este alimento incluso se agrega en preparaciones como budines o sopas. Pero, me quiero detener en los sándwiches, una combinación culinaria de otro nivel que mezcla verduras, lácteos, salsas y proteínas de una manera rítmica y equilibrada que inspiran a otro y otro bocado. Me refiero al chacarero, barros luco e italiano, que con el tiempo se han transformado en un emblema nacional que debería ir en el escudo patrio.

Más allá de las preparaciones populares, su versatilidad lo convierte en un lienzo en blanco ideal para incluir cuánto agregado queramos. Cuando estuve en Estados Unidos, vi que la gente allá es loca por los sándwiches, en Miami la vida es más rápida y a veces un pan con agregados es un respiro para ir comiendo en el camino o en esos viajes largos, pero no tienen nada que envidiarle a la cocina chilena, que a mi parecer, es mil veces mejor, porque usan más variedad de ingredientes. Allí pensé, ¿Por qué no traer esa rapidez y versatilidad aquí? Además, seamos sinceros, el sándwich se vende como pan caliente.

En India, mi acercamiento al sándwich fue un plato callejero que se llama pav bhaji, que es un curry de verduras espeso y picante servido con un pan suave con mantequilla.

Con estos tres países en mente, me puedo dar cuenta que en India existen platos típicos que se pueden utilizar para un sándwich, que se logra armonizar de tal manera que queda como un retrato lleno de vida, colores y sabores, una representación del sincretismo cultural entre estas naciones, lo mejor de tres mundos: las especias de india, los sabores y verduras de chile y lo práctico y versátil de Estados Unidos.

Hablo del butter chicken, uno de los platos más representativos de India que se caracteriza por una mezcla exquisita de especias como el garam masala, jengibre, ajo, pimienta negra, cúrcuma, entre otros, con una salsa de puré de tomates, mantequilla y condimentos varios. También la berenjena, un vegetal que bien cocinado puede ser el relleno perfecto para un buen sándwich. Incluso el murgh tikka, que es pollo al horno previamente marinado en yogur y especias. Sin dudas, la versatilidad del sándwich es una de las razones de su alto consumo en Chile, pero también es su capacidad para unir culturas y sabores lo que lo convierte en un símbolo universal.

Así como en Chile el sándwich ha sido parte fundamental del día a día, en Estados Unidos es señal de comodidad y rapidez, pero para mí representa también el puente perfecto entre mi herencia india, mi estadía en Miami y mi vida chilena. El sándwich, en su simplicidad, es una invitación a compartir, a innovar y a abrazar la diversidad.

Como chileno e indio, creo que esta fusión es perfecta y hace del sándwich algo universal, un puente entre culturas, y una invitación a compartir y disfrutar. Porque al final del día, más allá de las fronteras, lo que compartimos a la mesa nos une como personas.

Por Vikram Thadani, CEO Grupo Rishtedar

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