Importancia de la amistad en el desarrollo
Estudios señalan que un 75% de los prescolares tienen amistades, y en la adolescencia, entre un 80% y un 90%. Los especialistas aseguran que lo importante no es el cuánto, sino la capacidad del niño de relacionarse y entablar vínculos positivos y enriquecedores para las distintas etapas de la vida.
La amistad es un concepto tomado por la música, el cine, la literatura y todas las formas de expresión existentes, pues los humanos somos seres intrínsecamente sociales. “Desde la psicología del desarrollo, la amistad es considerada como una experiencia humana de esencial importancia, desde temprana edad y a lo largo de las distintas etapas de la vida. Ésta va evolucionando de acuerdo con el significado que se le imprima, los sentimientos que se comprometan, las expectativas que se tengan, el vínculo que se genere, etc.” señala Camila Rojas, psicóloga y Coordinadora de Salvaguarda de la red de colegios Cognita.
En ese sentido, cuanto más pequeños sean a la hora de empezar a tener amigos, más probable será que tengan amistades en edades posteriores. Según estudios realizado por UC-GFK Adimark se señala que un 75% de niños en edad preescolar tienen amistades, y en la adolescencia, entre un 80% y un 90% afirma tener amigos, indicando que “uno o dos son los mejores amigos” y los demás “buenos amigos”.
Y es que las relaciones de amistad cambian con la edad, aun cuando los términos de la reciprocidad se mantienen constantes. El niño pequeño ayudará a un compañero a construir una torre de bloques; el en edad escolar, apoyará al amigo a hacer los deberes; y el adolescente entregará un consejo sobre un tema que éste no quiera hablar con los padres, por ejemplo.
Por esto, entre los 10 y los 12 años se empiezan a formar los “grupos” y, a medida que los niños crecen, se apoyan y guían más por los amigos (cerca de 1/3 del tiempo), en detrimento de los padres. Los grupos se pueden formar en base a la apariencia, a las habilidades atléticas, a los resultados académicos, al estatus económico o social, al talento, a la habilidad para atraer al sexo opuesto, etc.
Algunos de ellos pueden sufrir sentimientos de rechazo si no son incluidos, o pueden ser motivo de bullying, e incluso, caer en conductas conflictivas. Por el contrario, los adolescentes con un historial de buenas relaciones y socialmente maduros, tienen más capacidad de resiliencia y mejores aptitudes para hacer frente a los cambios y al estrés.
Aún así, el especialista de Cognita, destaca que “tener pocos amigos no es negativo per sé, pues esto puede responder a la personalidad o a una elección propia. Lo realmente fundamental es visualizar si el niño sabe relacionarse adecuadamente y logra entablar vínculos positivos y enriquecedores”. La experiencia de reciprocidad e intercambio característica de la amistad, proporciona una sensación de bienestar y de validación del yo, la cual influye en el desarrollo del concepto de sí mismo y, por tanto, se convierte en un relevante factor protector.
En ese sentido, “lo que debe hacer saltar las alarmas es observar que pese a los intentos por hacer amigos no haya conexión y, por ende, éstos no resulten fructíferos. En este escenario, los adultos debemos estar disponibles para ofrecer ayuda, partiendo por identificar si hay dificultades en las habilidades sociales, inmadurez, poca empatía, impulsividad o dificultades para seguir ciertas claves vinculares”, detalla Camila Roja.
Por otro lado los expertos advierten que los padres tienen que observar si los niños y niñas parecieran no necesitar a los demás, es decir, no tienen «intención social», o no disfrutan el juego conjunto. En ese caso, es conveniente consultar con un especialista, pues estos signos pudiesen estar enmarcando una dificultad mayor.
Amigos, redes y pandemia
¿Ha cambiado realmente la forma de relacionarnos con nuestros amigos? En medio del rol cada vez más protagónico que las redes sociales han tomado en nuestra vida diaria, algunos estudios advierten de una nueva forma de relacionarnos. Así, el 87% de los chilenos considera que las conexiones con los amigos eran mejores antes, y el mismo porcentaje asegura que prefiere comunicarse por redes sociales cuando se trata de amistades lejanas.
Por otro lado, el 63% de los consultados cree que son menos de 15 minutos los que se invierten en tener espacios de calidad con los compañeros de trabajo, a pesar de que semanalmente pasan más de 45 horas con ellos. Estas cifras van en línea con los que han revelado otros informes, que indican que hemos disminuido la cantidad de amigos en una década, pasando de cuatro a dos amigos cercanos.
¿Cómo apoyar a los niños, niñas y adolescentes para que gesten vínculos sanos y a largo plazo?
– Conversar con ellos sobre el valor de la amistad, como prioridad familiar.
– Conocer a las familias de los amigos de sus hijos y generar vínculos.
– Invitar a otros niños/as a la casa para conocerlos.
– Realizar diversas actividades entre las familias, para que adultos, niños, niñas y adolescentes compartan en contextos distintos.
– Conocer las necesidades individuales de los niños/as amigos de sus hijos.
– Conversar con los niños sobre sus amistades y sobre lo que significa tener amigos. .
– Respetar el estilo de sociabilidad del niño. Algunos se desarrollan mejor con muchos amigos, otros con menos pero más íntimos, etc. Algunos hacen amistades de manera más rápida mientras que otros necesitan más tiempo.