Lectura y tecnología: una nueva dupla
Cómo inculcar uno de los hábitos más beneficiosos en el proceso educativo de niños y adolescentes, aprovechando la conexión a aparatos tecnológicos.
Un reciente estudio realizado por el programa de aprendizaje Smartick, donde fueron encuestados 1.150 padres y tutores de niños a nivel nacional, reveló que un 30% de los chilenos prefiere ver series antes que leer un libro, sin embargo, un 15% ha manifestado haber aumentado su cercanía con la lectura.
¿Será que la tecnología está siendo una aliada a la hora de inculcar el cada vez más olvidado hábito de leer? “El contexto actual ha hecho que la tecnología venga a complementar y a contribuir en momentos difíciles de seguir con métodos tradicionales”, señala María José Howard, directora Académica de Cognita, con 14 colegios en el país, quien además destaca que “permite acceder a otras plataformas que pueden resultar más interesantes para los alumnos, de hecho, es otra forma de leer y de comprender”.
De manera más específica, la especialista dice que lectura y tecnología sí pueden ser aliados, “toda vez que genere en el alumno la cercanía a la grafía, y no sólo a la imagen visual. Se puede aprovechar su portabilidad, la inmediatez al entregar ciertos requerimientos como el significado de un vocabulario, o determinados contenidos”.
Motivar la lectura
A los 15 años un niño inserto en un entorno educativo óptimo en relación a su familia y a su colegio debería haber leído, por lo menos, 40 libros, menciona María José Howard, “considerando que esto es bajo, pues existen países donde la cultura literaria es fuerte y a esa edad ya han leído más de 100 libros, entendiendo el concepto de leer no como algo mecánico, sino como un proceso completo de comprensión y reflexión de la lectura”, señala.
Entonces, ¿Cómo motivar a niñas, niños y adolescentes a leer, cuando Tik Tok parece ser casi lo único que los estimula? La directora Académica de Cognita invita a motivar a los estudiantes, “leyéndoles algún fragmento interesante y compartiendo con ellos distintas opiniones de lo leído, contando experiencias del profesor, de la familia, impresiones nuevas que los hagan ver otras perspectivas. Asimismo, acercándolos a diferentes formatos como, por ejemplo, libros digitales, interactivos, ilustrados, lectura de comics y aplicaciones como Story Dice, que permite crear historias a partir de imágenes icónicas, las cuales podrían ser compartidas como lectura con los demás integrantes de la clase”.
Y, obviamente, con el ejemplo, pues una familia que no lee, que no motiva a la lectura, que no tiene la capacidad de entender la importancia de ésta, es difícil que traspase al hijo el gusto por entrar a este mundo, por mucha tecnología que incluyamos en el proceso.
“Incentivemos la lectura digital, que no tiene fronteras. Un niño que lee sin prejuiciar el medio digital usado para leer es un niño y joven que piensa y, por ende, que será capaz de aprender y aplicar ese aprendizaje en lo que se requiera”, finaliza María José Howard.