Odontopediatra aconseja moderar el consumo de dulces en Halloween y evitar los de textura pegajosa
La Dra. Valentina Fernandez recomienda mantener hábitos de higiene bucal y controlar los momentos del día en que los niños consumen dulces. El principal riesgo es la ingesta no controlada de azúcar y su alteración del pH de la boca.
Cada año, Halloween se transforma en una celebración esperada por niños y niñas y también en un desafío para los padres. La gran cantidad de dulces que circula en colegios, barrios y fiestas puede multiplicar el consumo de azúcar en pocas horas, aumentando el riesgo de desarrollar caries si no se toman precauciones. Sin embargo, según la doctora Valentina Fernández, odontopediatra de Clínica Mora Pavic, el secreto no está en prohibir, sino en aprender a moderar y supervisar.
“El consumo de azúcar siempre va a aumentar el riesgo de caries. La clave es que los dulces se consuman en momentos específicos del día, idealmente junto a las comidas principales, y no de manera constante”, explica. Esto, dice la especialista, se debe a que cada vez que un niño come azúcar, el pH de la boca disminuye y se genera un ambiente propicio para que las bacterias formen caries. Si el consumo se prolonga durante todo el día, el esmalte dental permanece expuesto por más tiempo y el daño se acumula.
El impacto del exceso de azúcar va más allá de la salud dental. Estudios recientes muestran que su consumo está relacionado con obesidad infantil, alteraciones metabólicas y dificultades en el largo plazo. En Estados Unidos, uno de cada cinco niños presenta obesidad, y cerca del 90% de los escolares en el mundo han tenido caries alguna vez, según la Organización Mundial de la Salud. En Chile, las brechas en salud dental infantil siguen siendo amplias, lo que refuerza la necesidad de prevenir desde los primeros años.
Una recomendación práctica es que los padres supervisen la cantidad y los tiempos. No se trata de que los niños se coman todos los dulces de una vez, sino de establecer momentos claros (por ejemplo, después del almuerzo o la cena) para disfrutar algunas golosinas y luego promover una adecuada higiene. “Mientras haya un consumo alto de azúcar, es importante mantener una buena higiene bucal, con cepillado supervisado por los adultos y pasta fluorada”, recalca Fernández.
La limpieza, añade, no debe hacerse inmediatamente tras ingerir las golosinas. “Los azúcares bajan el pH y debilitan el esmalte; si se cepilla enseguida, el cepillado físico puede afectar esa superficie más sensible”, advierte la odontopediatra. Lo ideal es esperar media hora, tiempo suficiente para que la saliva ayude a restablecer el equilibrio natural de la boca. En ese lapso, el consumo de agua es una buena ayuda, ya que contribuye a normalizar el pH y eliminar restos de azúcar.
Ojo con los dulces pegajosos
Durante fechas como Halloween el consumo de dulces puede superar ampliamente el 10% diario de azúcares libres recomendado por la OMS, incrementando el riesgo de caries y sobrepeso. Estas cifras reflejan la necesidad de fortalecer la educación preventiva y de promover desde la infancia hábitos de higiene y alimentación que protejan la salud oral y general de los niños.
Sobre los tipos de golosinas más riesgosas, la facultativa es clara: “Los más dañinos son los pegajosos o masticables, como los chicles, calugas o caramelos blandos, porque permanecen más tiempo en la boca y el azúcar se adhiere a los dientes”. En este contexto, las celebraciones como Halloween son una buena oportunidad para educar en hábitos saludables sin restar diversión. La Dra. Fernández propone que los padres acompañen el proceso: “Supervisar, ayudar al cepillado, enseñar a esperar un tiempo antes de limpiar los dientes y ofrecer agua son medidas simples que hacen una gran diferencia”.
Finalmente, recomienda mantener las revisiones odontológicas periódicas y, en caso de alto consumo de dulces, aplicar flúor profesional para fortalecer el esmalte. Halloween puede seguir siendo una fiesta, pero con moderación, planificación y buenos hábitos, también puede ser una oportunidad para reforzar la educación en salud bucal y bienestar infantil, concluye la especialista. “La idea es disfrutar pero, al mismo tiempo, enseñar a hacerlo con cuidado”.
En Chile, los datos muestran que los desafíos en salud bucal infantil siguen siendo significativos: cerca del 70% de los niños de seis años presenta caries, y las brechas en acceso a atención odontológica persisten a nivel nacional. Según estudios recientes de la Universidad de Chile, tres de cada cuatro niños menores de tres años han consumido edulcorantes no calóricos, lo que no necesariamente reduce la ingesta de azúcar ni mejora la calidad de la dieta.
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