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La nueva generación de consumidores cerveceros elige menos, pero mejor

Cervecería Kross destaca cómo el consumo consciente está redefiniendo la forma de probar nuevas variedades.


En la última década, Chile ha vivido una transformación profunda en torno a la cerveza. Lo que antes era un mercado dominado por opciones masivas, hoy exhibe una oferta diversa, sofisticada y cada vez más conectada con el consumidor. La cultura cervecera ha crecido a pasos firmes: han aumentado los emprendimientos independientes, los bares de marca y taprooms, los festivales temáticos y, sobre todo, una comunidad que valora el sabor, el origen y el proceso detrás de cada vaso.

Hoy, la variedad más consumida en Chile sigue siendo la lager, por su carácter refrescante, baja graduación alcohólica y facilidad para acompañar distintos momentos. Sin embargo, cervezas como la ale, con su perfil más frutal y expresivo, han ganado terreno entre los consumidores que buscan nuevas experiencias. También se observa un creciente interés por la stout, de cuerpo más robusto y notas tostadas, así como por lupuladas como la IPA, que se han vuelto un emblema del movimiento craft a nivel local.

En Cervecería Kross, una de las pioneras del movimiento cervecero independiente y artesanal en Chile, lo notan a diario: los consumidores ya no buscan cantidad, sino calidad y experiencia. “Estamos viendo un interés genuino por entender el proceso, los ingredientes, la historia detrás de cada cerveza. Es un cambio cultural que valoramos profundamente, porque va en la dirección en la que siempre soñamos: cerveza bien hecha, con respeto por el oficio y con la recepción que merece de parte del consumidor”, señala José Tomás Infante, cofundador y gerente general de Kross.

La tendencia es clara: el consumidor está más informado, más curioso y más exigente. Prefiere tomar una imperial stout de alta calidad en un bar con amigos, que repetir una cerveza más clásica. Celebra lo local, valora el origen y se conecta emocionalmente con la experiencia de beber. Y en muchos casos, eso también ha generado un giro hacia beber menos, pero mejor.

En ese contexto, disfrutar una cerveza ya no es solo un panorama. Es una oportunidad para visibilizar nuevas formas de consumo, más conscientes, más responsables y más alineadas con los tiempos que corren. No se trata de dejar de celebrar, sino de hacerlo en torno a una experiencia distinta.

“En Kross, y especialmente en cada Kross Bar a lo largo del país, la invitación está en que cada vaso cuente una historia. Que el ritual de probar un schop nuevo no sea solo un acto de consumo, sino un momento para detenerse y analizar una cerveza que respeta sus tiempos y su originalidad”, agregó Infante.

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